Vos mismo hubieras querido que hoy fuese una fecha cualquiera. A lo sumo, otra conmemoración del olvido. Pero tan inevitable como las miserias del tiempo son los pululares de la memoria. A pesar de vos mismo; en lugar de vos mismo. No es ésta una elegía redundante, ni el martillo de los ídolos que poblaban tus albas insomnes. Es silencio de quien recuerda y suspira; sólo para sí mismo. Silencio de quien espera el valor de batirse en el duelo eterno y fatal de un compadrito, o compartir con vos la altiva humildad y el apacible trasegar hacia la nada.
Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.
Ch.D.
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