
“Quizás la historia universal es la historia de unas cuantas metáforas”
J.L.B.
Refiere una tradición que recorre desde el alto Casanare hasta el bajo Apure, que a cualquier durmiente, en medio de un sueño cualquiera, puede manifestársele “El Mandinga”, citándolo a una hora determinada en un paraje para él desconocido hasta ése momento. Si el soñador temerario decide buscar aquél sitio sin contarle a nadie, el maléfico espíritu lo encontrará y lo desafiará en singular carrera en el llano. Con pérfida generosidad, Mandinga le cederá una pequeña ventaja al mortal. Éste deberá correr con todas sus fuerzas cuando un relámpago en la lejanía marque el inicio de la justa; el trueno de ese relámpago será acallado por el rugir de los árboles azotados por el viento y por el viento azotado por el sardónico clamor de Mandinga que se desboca sobre la hierba.
Usted sólo tiene que correr.
Si lo llegase a alcanzar el Genio maligno antes de que se acabe la llanura, él perdonará su vida, a cambio de que regrese cada año a competir en fútiles carreras de revancha que no tendrá la más mínima posibilidad de ganar. Si no aceptara el trato, jamás se le volvería a ver.
Si contra todo pronóstico, usted resulta vencedor sobre Mandinga la primera vez, Él le dará todo lo que a su siniestra potestad le es dado conceder. A cambio de que usted sea el retador cada año sin faltar.
Esto es casi un mito.
Ch.D.
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